Cata vertical de Cenit

Escrito por José Ignacio Rojo

-      Cata vertical… cata vertical… Pues como todas, ¿no? Yo no acostumbro a catar en horizontal, es de vagos.

Una vez más la terminología asociada al vino haciendo de las suyas, parece que les gusta complicarlo! ¿Qué es una cata vertical? Es una cosa bastante sencilla, consiste en probar varias añadas de un mismo vino en una única sesión, facilitando así el análisis y la comparación entre ellas. Es un ejercicio muy interesante para los amantes del vino, pues permite ver las diferencias entre cosechas más cálidas y más frías, con más o menos lluvias, con diferente vinificación en bodega, etc. Y además es muy entretenido.

Generalmente suele resultar complicado encontrar en el mercado de forma simultánea varias añadas de un mismo vino, puesto que tanto las bodegas como los distribuidores y comerciantes esperan a agotar la cosecha anterior para poner a la venta la siguiente. Este es uno de los hándicaps más importantes con que os vais a encontrar si queréis organizar una cata vertical en casa, hay que planificarlo con mucho tiempo de antelación e ir guardando las botellas a medida que nos vamos haciendo con ellas. La otra posibilidad es la que nos sucedió a los ResCatadores, que fruto del azar nos juntamos con varias botellas de uno de nuestros vinos favoritos, el zamorano Cenit, y todas ellas de diferente año. En cuanto fuimos conscientes de ello no lo dudamos, al ataque!

Viñas del Cenit es una bodega perteneciente a la Denominación de Origen (D.O.) Tierra del vino de Zamora. Esta D.O. cuenta con una superficie de 1.799 Km2 y engloba un total de 56 municipios de las provincias de Zamora y Salamanca. El clima de la zona es bastante extremo, con inviernos muy fríos y veranos secos y calurosos, y unas precipitaciones escasas que apenas llegan a los 400 mm. El viñedo está situado a 700-800 metros sobre el nivel del mar.

La bodega que nos ocupa es probablemente la que más reconocimientos acumula en esta D.O. Su principal atractivo es que dispone de algunas cepas viejísimas de la variedad tempranillo, de entre 150 y 180 años de edad, una auténtica rareza en todo el panorama nacional del vino. Se trata por tanto de cepas prefiloxéricas plantadas en pie franco sobre suelo arenoso, terreno que permitió que la enfermedad no arrasara estas vides.

Vamos ya con la cata. Hemos probado cuatro añadas consecutivas, 2005, 2006, 2007 y 2008. Desafortunadamente la añada 2006 no hemos podido valorarla como nos habría gustado puesto que nuestra botella presentaba un problema con el corcho, una pena. Eso sí, las otras tres se han mostrado en plena forma, con un montón de matices que las hacen muy diferentes entre ellas dentro de un mismo estilo. Para los que os animéis con esto de las verticales, debéis saber que el orden lógico de cata es de la añada más reciente a la más antigua, en nuestro caso empezamos por 2008 y terminamos por 2005.

Cenit 2008 es un prodigio de potencia y expresividad, uno de esos vinos que se denominan modernos. Comienza un tanto agreste, con el tanino de la madera un poco desbocado, pero a los quince minutos se vuelve dócil y amable sin perder un ápice de esa potencia que hemos citado. Mucha fruta negra y un punto mineral y cremoso. A todos los que os gusten los vinos de raza, tenéis que probar este 2008 que en unos meses estará perfecto para beber.

La diferencia es bastante apreciable si lo comparamos con el segundo vino de la cata, Cenit 2007. Éste tiene mayor acidez, con más fruta roja que negra, más punzante y con un final secante aunque muy agradable. Es una añada con personalidad, a la que le ha sentado bien el paso del tiempo.

Después llegó como ya hemos comentado la desafortunada botella de 2006, que intentaremos volver a probar en un futuro. Se le veían buenos mimbres pero la valoración objetiva es imposible de realizar porque la presencia de corcho desvirtuaba sus cualidades.

Por último le llegó el turno al más veterano del cuarteto, Cenit 2005. Es bajo nuestra apreciación el más mineral de todos, se le nota ya la evolución tras su larga estancia en botella, y sin embargo sigue conservando todavía una buena acidez. Eso sí, si alguno tiene existencias en casa, yo no esperaría mucho más para beberlas, es un muy buen momento.

Las cuatro añadas comparten una cosa, y es que se benefician de una ligera aireación previa. Nosotros no los decantamos para poder apreciar su evolución poco a poco, pero puede ser una idea a tener en cuenta si se quieren apreciar estos vinos en toda su dimensión desde el primer momento.

¿Que cuál nos gustó más? La verdad es que hubo cierta unanimidad, el 2008 es a día de hoy un vino fantástico para tomar solo, sin compañías que lo perturben. Tal vez esté un poco sin terminar de afinar, pero en unos meses será uno de los grandes, sin duda. Y el 2005 es perfecto para acompañar una comida, mucho más domado por el paso del tiempo y en un estupendo momento de consumo, aunque es una añada ya difícil de encontrar. Por cierto, no son vinos para beber todos los días por lo elevado de su precio, entre 30 y 40 euros por botella, pero nos aseguran un placer infinito en el momento que decidamos descorcharlos.

¡Salud!

Viñas del Cenit

Ctra. de Circunvalación, s/n

(49708) Villanueva de Campeán (Zamora)

Tlfno. 980.569.346

info@bodegascenit.com

Grupo Avanteselecta: info@avanteselecta.com